Nuestra filosofía no se puede basar en reducir la fotografía a saber cómo funcionan los mecanismos de una cámara sería lo mismo que decir que el arte de ser un buen escritor se limita a saber emplear correctamente las reglas gramaticales de una lengua. Por eso, la fotografía no trata solo de habilidades técnicas.
Y es que el aprendizaje no debe ser solo de números y definiciones. El aprendizaje tiene que ir más allá. Debemos aprender a ver y a comprender. A sentir y expresar nuestras emociones, sentimientos e ideas con nuestra cámara.