LA FOTOGRAFÍA: ¿A QUÉ ESTAMOS JUGANDO?

Parece que me está costando más de lo normal empezar la temporada en el blog de la fotografía. No será porque no tengo cosas nuevas que contar, que las tengo y pronto os contaré. Sino porque, aparte de reflexionar, también quería tomar un poco de aire y ver las cosas con cierta perspectiva.

Lo cierto es que, desde el verano, estamos a tope. Bastantes proyectos en rueda, algunos de los cuáles ya están tocando a su fin y otros acaban de empezar. La cuestión es no parar, o como dice un gran fotógrafo y compañero de viaje, “no detenerse“. Estamos tan metidos de lleno en nuevas y viejas historias que apenas hay tiempo para parar y analizar el como están pasando las cosas.

Hace meses que me pregunto que futuro nos espera en este país con la fotografía. Y no me estoy refiriendo a que si se promueve o no por instancias públicas o privadas. O si se apoya o no se apoya la cultura fotográfica por determinada institución, diputación o comunidad autónoma.

El futuro de la fotografía

No me estoy refiriendo a nada de eso. Me refiero más bien a, ¿cuándo narices se va a normalizar esta profesión? La del fotógrafo. Ya sea reportero, fotógrafo de bodas, retratista, publicista o fotógrafo gastronómico. Todos viven o malviven de lo mismo: hacer fotografías.

Y no va a ser por esfuerzo. Porque hay profesionales que se juegan la vida todos los días para vender unas cuántas fotos y hay otros que no paran ni los domingos, para hacer lo mismo. Existen otros que, aparte de hacer fotos para ganarse la vida, también hacen otras cosa como diseñar libros, o hacer publireportajes o documerciales. O, simplemente, dar clases a otros fotógrafos y, aún así, no se llega como se debería llegar.

¡Y por no hablar de todos los profesionales que mantienen un blog en el que publican periódicamente su parecer cualificado sobre temas relacionados con la fotografía! Todo esto, ¿para qué? Pues, principalmente para, como ya he mencionado, conseguir llegar a fin de mes.

Lo que no me entra en la cabeza es, que con todo el esfuerzo que hacen diariamente los fotógrafos, como es posible que esta profesión esté tan mal considerada en la sociedad. Es decir, no es que caigamos mal al vecino del quinto por ser fotógrafos, sino que el capullo del quinto no tiene ni puta idea de lo que significa ser fotógrafo y aparte de pensar que estamos todo el día pasándolo de puta madre con nuestras camaritas, piensa que él mismo podría hacerlo mejor. “Vamos arreglaos”.

La visibilidad pública de los fotógrafos

Pongamos un ejemplo. Hace algunos años, la visibilidad pública de un fotógrafo era, ejemplo clásico, el momento en el que alguna institución o entidad le hacía una exposición. Había, obviando si las imágenes eran buenas o malas, un reconocimiento público oficial del stablishment hacía el fotógrafo fulano de tal, el cual era merecedor de una exposición. Bien.

Ahora, con la cae, cada vez hay menos expos y, como es natural y normal, el número de fotógrafos sigue en aumento. Entonces, ¿que pasa?. El ansía por exponer se ha convertido en el ansía por publicar. ¿Publicar el que?, pues un libro. Algo que es muy bonito y lindo y que yo mismo he realizado y seguiré realizando – en menos que canta un gallo, además -.

Pero, ¿y el libro?, ¿que hacemos con el libro publicado?, pues generalmente si se te ha ido la olla haciendo los números y te has pasado en la estimación de las expectativas, pues tendrás libros bajo la cama durante varios años, porque en este país, a excepción de las abuelas, los papis, las tías y la prima que vive en Barcelona, no compra libros de fotografía ni dios ni la virgen que está en el cielo.

Bueno, aquí tenemos otra excepción, los propios fotógrafos que, en una especie de corporativismo económico, compramos los libros de compañeros y colegas. Eso si, la mayoría de veces nos gastamos los cuartos, porque nos encantan. Entonces, ¿a que narices estamos jugando?. Si por un lado, nos pagan una miseria por el book de fotos, no se reconoce nuestra labor, el editor del periódico nos jode el encuadre de la foto y ya ni el BBVA hace una puñetera exposición en condiciones, ¿aquí que está pasando?

¿Qué está pasando?

Pues pasa, creo yo y en mi humilde opinión, que estamos tan ensimismados en mirarnos nuestro maravilloso ombligo de fotógrafos que somos incapaces de ver nuestra profesión como una más. Ni más ni menos. Ni somos mejores ni peores que cualquier taxista, médico, profesor, pintor, fontanero, electricista, conserje ni jugador de petanca. Ni por hacer un libro, ni por exponer una foto de 2×2 en la pared de un museo somos más que nadie, aunque eso es lo que nos han hecho creer la recua de personajes que viven alrededor de ese mundillo que, a veces despide un ligero tufo a insoportable.

Aunque no me quiero meter en este otro berenjenal, lo que si quiero decir, es que dejémonos de ostias, de tonterías, de mirar por encima del hombro y pongámonos las pilas. Habría que recapacitar seriamente para quién hacemos esos libros o, mas bien para que y para quién hacemos las fotografías que queremos que nos den de comer. ¿Queremos vivir del aire?, porque hasta la fecha, no conozco ser viviente con piernas que lo haya conseguido.

En lugar de buscar respuestas, podríamos plantear nuevas preguntas. Y podríamos preguntar al vecino del quinto para que necesita una fotografía. Y si no la necesita, podríamos preguntarle porque no. Igual nos damos cuenta de muchas cosas que ahora no somos capaces de ver ni de entender. Es entonces cuando realmente tendría sentido la fotografía.

I photograph to see what the world looks like in photographs – Garry Winogrand

La fotografía
Garry Winogrand

Y en el fondo, todo parece tan fácil…

Salud, ánimo y cariño.